Que los sueños se hacen realidad y que hay que sudar y luchar para concretarlos es algo de lo que a nadie le debe caber la más mínima duda, aquí un ejemplo reciente, Marco y Mateo soñaron algún día con correr en el Dakar y ayer luego de haber chupado polvo durante 14 días, de haberse caído y levantado incontables veces, de haberse asustado y emocionado un millón de veces, recibieron una bienvenida que si bien no pueda ser tan íntima como la que suele vivirse cuando se vuelve a estar con los seres más queridos y cercanos, no por eso deja de ser emocionante y gratificante.
En moto, como debía ser, hicieron su entrada Marco y Mateo |
Auteco, su junta directiva y gran parte del personal de la planta recibieron como héroes a estos dos pilotos, dos de los cuatro colombianos que dejaron sus huella en la línea de meta del Dakar, dos de los cuatro que trajeron de vuelta a casa la medalla que muchos quisiéramos tener en un anaquel de la casa pero que solo unos poquitos llegan a ganársela.
Valga el reconocimiento para estos bravos pilotos que sin duda alguna hicieron bien su tarea, que aprendieron, sudaron, vivieron, conocieron y lucharon con ahínco en una prueba no apta para pusilánimes, ahora es el momento de mirar atrás con alegría, orgullo y satisfacción por lo hecho y de mirar hacia adelante con optimismo, determinación y con la tranquilidad de saber que de decidirse a volver, ya saben qué deben hacer para ir mejor preparados.
Felcitaciones para Marco y Mateo.
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