Los italianos saben que a nivel mundial no tienen competencia en el arte del diseño, y son orgullosos de esta etiqueta auto impuesta, no en vano Milán es reconocida en el planeta como la "capital mundial del diseño" y no hablamos solo de lo que se ve en las pasarelas de los más reconocidos desfiles de moda, hablamos también del diseño omnipresente en el estilo de vida italiano y que abarca desde un exprimidor de naranajas hasta, por supuesto, las motos estéticamente más fascinantes que se puedan encontrar en una vitrina.
Es por lo antes expuesto que si le preguntamos a alguien de la península con forma de bota sobre su opinión acerca de este proyecto que hace de una vedette del asfalto, como es la Panigale 1199, una come tierra con llantas que parecen las botas de un sargento, la respuesta con toda probabilidad será la de llevarse las manos a la cabeza y mientras levante los ojos al cielo y clama con inspirado acento algo así como "Dio santissimoo, com´é stato possibile ´sta schifezza!"
Asqueroidad o no (eso es lo que traduce la última palabra de la exclamación proferida), la Terracorsa no deja a nadie indiferente, personalmente no sé si me gusta o no, la línea de la moto es espectacular y son solo esas llantas enormes las que le hacen ver como si tuviera una inflamación desproporcionada en los pies. Al final lo que pensemos los de afuera poco importará a Arun Sharma y Quentin Wilson, los creadores de esta máquina, habituales transformadores de motos Ducati gracias a su labor como propietario y empleado del distribuidor Motocorsa ubicado en Portland, Oregon, y quienes vinieron a inventarse este proyecto con motivo de una próxima salida todo terreno que tenían programada con sus clientes.
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