miércoles, junio 19, 2013

Los GP´s mentales

Todos sin excepción hemos disputado uno de estos grandes premios, probablemente algunos, como en la canción de Los Mocos de Pablus Gallinazus, hoy lo nieguen por esas cosas de la edad y de querer aparentar una cierta madurez (Pablus dice que “todos hemos comido, pero que por ser mayor pensamos que en el pasado todo moco fue mejor”).

En estos grandes premios no hay distingos de cilindradas, tipos de llanta o caballos de fuerza, se trata simplemente de vencer a toda costa (y muy frecuentemente a costa de todo) al rival de turno en la salida de un semáforo, en el ascenso a una montaña, o en las curvas que quedan para llegar a la casa, lo único que cuenta es llegar delante del fulano en la otra moto.


El instinto de competitividad es sano porque al fin y al cabo ayuda a que miembros de la especie humana se destaquen en uno u otro campo motivados, entre otras cosas, a no dejarse encasillar en parámetros dictados por otros seres humanos y de paso imponerse sobre otros colegas, pero este instinto llevado a las dos ruedas se vuelve un tema de orgullo, es decir, de alcanzar una satisfacción personal determinada por el afán de “ser más que el otro”, y este afán llevado afuera de un circuito suele dar como resultado lamentables tragedias personales que en cualquier caso pudieron ser evitadas.

Las competencias en las calles o en las carreteras son estúpidas e innecesarias sin importar si “compites” con amigos o con un desconocido al que te encontraste a la vuelta de una curva, y la razón de la estupidez y lo innecesario de estas pruebas es simple: que al tomar parte estás perdiendo el control de lo que haces y estás cediendo ante la necesidad instintiva de ser más fuerte que el contrincante de turno, incluso si eres un conductor con un talento excepcional y sabes que estás en control y que vas muy por debajo de tu verdadero límite, igual estás jugando con tu vida y con la de otras personas.

Los manuales de motociclismo, todos sin excepción, desde las postizas cartillas institucionales hasta los volúmenes editados por verdaderos gurús del motociclismo están de acuerdo en una premisa: para disfrutar de la experiencia y poder mejorar como piloto de una moto es importante mantenerse dentro de la propia zona de confort, dejando un margen para reaccionar ante un peligro potencial y corregir posibles errores que se presenten en la marcha. La manera de ir superando los propios límites en la conducción de una motocicleta es ir enfrentando cada punto débil, ya sea una trazada, una frenada o la inclinación de la moto, de manera progresiva y con pleno control y conocimiento de lo que se está haciendo. Para poder conseguir esto el piloto debe estar tranquilo y debe ser capaz de analizar cada acción que realiza sobre la moto, algo que no sucede cuando se disputa uno de esos GP´s mentales, simple y llanamente porque al entrar a hacer parte de una de estas competencias cedemos al impulso y tendemos a sobrepasar nuestro propios límites sin control llevados por el afán de ser más rápidos que el otro.

El problema aquí no es qué tan bueno, regular o mal conductor de motocicleta seas, siempre, siempre habrá alguien que sea más rápido o más lento que vos. Adicionalmente, incluso si compites con un conocido, nunca vas a poder saber realmente cuáles sean los límites de la otra persona y, sobretodo, nunca, ni tú ni él o ella o ellos, van a estar en control de lo que pase con otros vehículos que circulen por la vía ni del estado propio de la ocasional pista de carreras.

 

Sin importar cuál sea el caso de cada uno, ya seas un piloto novel con vacíos e inseguridades o un experto con miles de kilómetros a espaldas, lo mejor es siempre mantener el propio ritmo, disfrutar de lo que se está haciendo y conservar el control sobre cada acción realizada sobre la moto, esa es la mejor manera de disfrutar y mejorar nuestras habilidades sobre dos ruedas, el lento no debe tratar de seguir el paso de quien es más rápido, y el rápido no debe presionar a quien no le puede seguir el paso, además porque ser rápido no necesariamente implica ser buen piloto, he visto tipos con un talento excepcional hacer cosas absolutamente estúpidas sobre una moto por el afán de llegar primero al estadero de turno. He visto tipos que no solo tienen talento sino que además le enseñan a otros a conducir, hacer cosas tan irracionales como adelantar un camión en plena curva ciega o un bus por la derecha todo por probar que tienen más “huevos” que los otros.

Y me parece una lástima porque las salidas a rodar con ellos podrían ser muy placenteras y tendrían mucho que aportar en cuanto a cómo sacar mayor provecho de la moto si se tomaran las cosas con calma, pero a cambio de eso va uno pensando en cuándo habrá que parar a recoger los sobrados de uno de esos talentosos luego de que se den de frente con otro vehículo o de que se estampen contra un barranco.

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