Una moto a la que dan ganas de subirse, no solo de verla o escucharla, que invita a sentirla, conocerla y obviamente llevarla al límite y no necesariamente hay que ser amante o seguidor de la ancestral marca yanqui para quererla, con que te guste el motociclismo esencial es suficiente para sentirte inevitablemente atrapado por la India FTR1200.
Existen dos versiones de esta Flat Tracker (nuevo estilo, nuevo nombre) la estándar y la apellidada con una simple S. Las diferencias entre ambas están dadas, como suele suceder, por cambios en el equipamiento electrónico, de algunos componentes y en la estética también.
La versión básica equipa suspensiones Sachs no ajustables adelante, y con ajuste de precarga y rebote en el resorte posterior, el tablero digital es bastante completo pero sencillo si se le compara con el de la S y en cuanto a electrónica solo cuanta con ABS no desconectable, además solo está disponible en color negro y llena de piezas (como el escape) que seguramente la industria de accesorios se encargará de reemplazar por opciones más acordes al estilo de la moto.
La S es la del picante
Habrá nacido en un óvalo de tierra pero nada tiene que envidiar a lo que nos viene acostumbrando la industria de las 2 ruedas con los modelos tope de marca: pantalla TFT touch pad de 4.3", 3 modos de manejo (Sport, Standar y Lluvia), sistema ABS Bosch Cornering (el que compensa el no saber entrar a una curva), y suspensiones Sachs electrónicamente ajustables.
El motor es el mismo para las dos versiones, un V2 a 60° de 1203cc que entrega 121 caballos de fuerza a 8.250rpm y 85 libras de torque a 6.000rpm. Este propulsor, que es bastante más ligero que su par ya conocido en los modelos de turismo de la marca, está montado entre un chasis tubular que contribuye definitivamente a ese aspecto tan cautivante.
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