martes, noviembre 24, 2015

Más Rugby, menos fútbol

Esta columna fue inicialmente publicada en la edición #46 de la Revista Bimotos.


Empiezo dejando claro que de fútbol no sé prácticamente nada en realidad, casi lo mismo que de rugby, de motos conozco lo suficiente como para poder vivir de ellas y a nivel deportivo el primero me parece de lo más soso, el segundo interesante y entretenido y del tercero… bueno no me alcanzarían los adjetivos para describir lo que me hace sentir el tercero.

Sin embargo…

Dice Wikipedia (literalmente):Fanatismo es una actitud o actividad que se manifiesta con pasión exagerada, desmedida y tenaz en defensa de una idea, teoría, cultura, estilo de vida, etc. Psicológicamente, la persona fanática manifiesta una apasionada e incondicional adhesión a una causa, un entusiasmo desmedido y/o monomanía persistente hacia determinados temas, de modo obstinado, algunas veces indiscriminado y violento”.

Lo que no logro entender del fútbol, lo que no acepto del fútbol, es la pasión desbordada de los amantes del deporte que les lleva a ir armados a un estadio, prestos a clavarle un puñal al hincha del equipo rival, que los hace tan estúpidos como para salir a romper las vitrinas de establecimientos de personas que no tienen nada que ver con el partido que perdió su equipo, o que sin ir a tantos extremos, los hace encenderse en disputas ridículas sobre si este o aquel equipo es mejor que el otro.

Lo lamentable es que en las motos, un deporte en el que las rivalidades siempre han existido, así como disputas, ahora se esté llegando al límite de declarar por parte de las autoridades una carrera como evento de alto riesgo por la enemistad que existe entre las barras de uno y otro piloto.

Para cuando esta columna haya sido impresa y publicada ya tendremos un nuevo campeón mundial y personalmente me importa un carajo si lo ganó el fantoche e hipócrita de Rossi o el soberbio Lorenzo. Me da igual, ambos se lo merecen. Lo que sí espero es que el GP de Valencia haya transcurrido en calma, con la alegría que debe despertar el cierre de uno de los mejores campeonatos en la historia del motociclismo y que con el cierre de la temporada podamos ver las cosas como deben ser: ni Rossi, ni Lorenzo, ni Marquez nos dan de vivir y sus triunfos no son los nuestros por más que nos simpatice x o y piloto. A la hora del té la carrera se acaba el domingo y al lunes siguiente todos tenemos que salir a ganarnos la papa otra vez.

Y es aquí donde entra el rugby, un deporte en el que a pesar del contacto, de los golpazos, de las caras reventadas en ocasiones (resultantes de jugadas, no de grescas) y de la “violencia” que encierra en sus maniobras, es uno en el que cada partido, amateur o profesional, se cierra con un Tercer Tiempo, en el que jugadores y muchas veces, seguidores de ambos equipos, se saludan, se agradecen y a veces hasta se van a tomar unas cervezas juntos.

No es sino ver las felicitaciones y los comentarios publicados tanto por los Wallabes (Australia) como por los All Blacks (Nueva Zelanda), luego de que el último venciera al primero en la final del mundial que se disputó hace un par de semanas. Los tipos son unos caballeros con nada más que elogios hacia sus rivales. ¿Y los seguidores? Cada uno defendiendo a los suyos, unos festejando y otros rumiando la derrota pero sin rollos, se acabó el juego, se acabó la disputa.


Los seguidores de las motos deberíamos ver más rugby y menos fútbol.

2 comentarios:

  1. Fair Play, que llaman los ingleses? el arte de disfrutar del juego, con respeto

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  2. Por eso en familia los hakas son saludables de vez en cuando!

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¿Algo para rebatir? Bienvenido, pero sin faltar al respeto de nadie