martes, enero 19, 2016

El mérito de un Dakar - Sylvain Espinasse

Hay berracos de berracos, y por aquí nos adherimos al trillado argumento de que todos aquellos que alguna vez han tomado parte de un Rally Dakar son unos soberanos tesos, porque esa berraca carrera no se corre solo durante las dos semanas de la prueba, sino durante todo un año de andar preparándose, preparando la moto, el equipo, los patrocinadores... y no todos se le miden a eso.


Pero entre esos berracos de berracos hay algunos que lo son más, y este franchute llamado Sylvain Espinasse es uno de esos, al menos en mi opinión.

Espinasse corrió en 2016 su tercer Dakar y puede darse el gusto de decir que de los tres rallys que ha corrido, los tres los ha terminado, sin importarle un carajo la posición en la que llegase: fue 91 en 2012 cuando corrió en las filas del equipo oficial Sherco como mochilero de Frans Verhoven, 71 en el Dakar de 2014, esta vez participando en la categoría "malles-motos" y 83 en la edición 2016 cuando corrió con una Husqvarna TE125 con motor 2T.

Este tipo pasó de la "comodidad" de un equipo oficial con todas las prebendas que esto implica para un piloto que se juega la vida en partes del planeta con las condiciones más difíciles que se puedan encontrar para hombre y máquina, a competir dos años después en la modalidad (reconocida por todos), como la más dura de todas. Quienes corren el Dakar inscritos como "mallets-motos" son tipos que van día y noche sin absolutamente nadie a sus espaldas que les de una mano de ninguna manera; madrugan a correr como todos y corren en las mismas condiciones de los demás, la diferencia sin embargo está en que al llegar al bivouac, generalmente mucho más tarde que los punteros, llegan a preparar la hoja de ruta (como los otros) y a reparar ellos mismos sus motos, labor que no en pocas ocasiones les lleva a ver la luz del siguiente día mientras terminan de ajustar su máquina.

Nadie más teso que estos señores, ni los oficiales que cumplen las etapas en tiempos ridículos, ni los privados que aún con pocos recursos, al menos tienen alguien que les reciba la moto y se las ponga a punto mientras reponen energías y preparan la etapa siguiente.


Sin embargo para monsieur Espinasse el reto de completar el Dakar por sus propios medios parece no haber sido suficiente, por lo que para esta última edición se propuso terminarla con una 125.

El camino para llegar al Dakar 2016 no fue sencillo, luego de conformar un pequeño equipo que le ayudó a transformar la Husqvarna TE en la RS, la ASO no quiso en principio dar autorización para que este francés corriera con su pequeña Husqvarna llamada "Avispa Blanca", por lo que debió tomar parte en el Rally de Marruecos para probar que la RS (nombre del proyecto) era capaz de aguantar las exigencias de temperatura, kilometraje y del terreno.

La moto probó de lo que era capaz y las directivas de la carrera dieron el sí, y entonces se vino el Dakar. Sylvain hizo el mismo recorrido de todos los demás, bajo las mismas condiciones de temperatura y suelo, hubo momentos en los que parecía que todo se iba al suelo como en la etapa en la que debieron cruzar las dunas de Fiambalá en la que la moto se paró y Espinasse desconsolado, debió esperar dos horas bajo el calor miserable hasta que  apareció de repente el argentino Pablo Luis Bustamante quien le socorrió, remolcándolo hasta el CP2 donde el francés ya pudo volver a organizar su moto y mantenerse en carrera.

Con el objetivo claro de llegar a la meta en Rosario corriendo sin asumir riesgos, enfocado en trabajar en la navegación para evitar perderse y rodando sin ir al tope de velocidad de su moto para evitar someterla a un desgaste adicional, así fue como el hombre con el dorsal 111 y su Avispa Blanca llegaron a la meta en el puesto 83, en penúltima posición y sin embargo el hombre no perdía en ningún momento su sonrisa. Y no es para menos, hizo lo que ningún otro se atrevió a hacer, correr y terminar la carrera más dura en una moto que parecía de caricatura con el zumbido de su motor 2T y esa apariencia de moto grande.

Este señor Espinasse corrió en inferioridad de condiciones a todos los demás pilotos y por ninguna parte se le ve quejándose por el calor o las dificultades de la carrera o los problemas que haya podido tener con la moto, además con su participación en el Dakar ayudó a recoger fondos para la fundación Secours Populaire que se dedica a ayudar a niños y niñas de Francia. Si eso no es tener las gónadas bien puestas y merecerse de verdad un Dakar no sabría qué puede serlo.




 






Junto a Pablo Luis Bustamante, el argentino que con su Quad le rescató de las dunas permitiéndole mantenerse en carrera


 




Para abastecerse de aceite 2T para el motor, Sylvain cargaba en cada etapa este suministro

La "Avispa Blanca"

La Avispa Blanca antes de su transformación


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